Mi princesa

A dónde vuelas mi princesa
cuando pones coronas en tu piel
Qué cuentos recorren tu vida con la magia de tu varita,
con tus vestidos rosas que arropan tu sueño de aventuras.
A dónde vuelas.

Más allá del bosque del lago de cristal,
surcando montañas rojas sobre pájaros azules.
Amiga de árboles que hablan,
mirando dragones luchando con príncipes.

A dónde vuelas mi princesa
jugando con niñas con manos de flores,
en hojas blancas pintadas de cariño,
te abrazo en tus vuelos para que me lleves contigo.

Me miras en tierra queriendo volar,
mis brazos son alas que tocan tu espacio,
tu tiempo conmigo me ayuda a sanar.

Tu risa de aguas cristalinas,
tu canto de colores infinitos,
tu encanto de princesa con poderes
me acarician el alma con polvos de estrellas,
y vuelo contigo en saberes infantiles,
que rompen certezas y emocionan mi andar.

A dónde vuelas mi princesa.

El Cielo de los Indigentes

Amigo de la calle, pies descalzo y de carbón
¿Cuál es tu cielo amigo?
Ojos cansados de eterno otoño, respiras frío
Por aquí pasas “Tío” mío, lento, cansado en paz
¿vienes conmigo?

Tu voz cortada por el vino
Tu piel exuda hambre en el camino
Tus manos agrietadas de recuerdos…
buscan el cielo efímero en el suelo

Calles apretadas de cemento, escarcha de polvo en el sendero
Desgarras la indigencia de tu destino
Del dolor amarrada a la esperanza…
de un cielo esquivo en el terreno
¡¿cuál es tu cielo amigo?!
El cielo de los indigentes

Raspando el dolor de la nostalgia de otros días felices de familia
Del calor del fuego cariñoso, de la caricia de un hijo perdido
De la muerte compañera del amor
Del abandono y rechazo del regazo,
con manos que nunca supieron de protección

¡¿O acaso la locura es tu cielo?!
De palabras inconexas y fantasías de terror…
Huyendo de lo vivo del dolor
Buscando en el agüita la limpieza escondida
Buscando en el hermano la acogida del alcohol

Tu voz quebrada por la noche
Cobijado de olores, compañeros invisibles y eternos
¿Cuál es tu cielo?
Pregunto gritando a la vida…¿cómo es el cielo de los indigentes?
El rocío de la mañana moja tus ojos de otoño…
Respiras el frío invierno en mi cara…

Y sin palabras...
Mi alma escucha tu voz quebrada por la noche
Como ecos de dudas milenarias y de preguntas pendientes:
“¿Si acaso mi cielo…no es también el
cielo de los indigentes?”

Espíritus Sagrados

Qué historias viejo!
Qué historias cuentan de ti los vientos y el mar.
Los cuentos de campo y playa,
de mar salado y máquinas petroleras
que juegan con leyendas marinas.
Qué historias mi viejo!
Nacido de la tierra simple y pura,
de miradas azules teñidas en infinitas olas,
de arena mojada y pies descalzos
cultivando la vida con semillas fértiles en
tierras estériles.
Cuentos de mundos helados por descubrir,
cuentos brujos que te llevan la ilusión y
que amarras anclando esperanzas,
con trabajo forjado a fuego y nieve.
Mi viejo, mi padre hijo, de hijo a padre...
Espíritus sagrados
forjados en el calor del ñire y lenga,
sellados en frío con nieve eterna.

De ritos, chocolates y conejos

“Los ritos son importantes, dijo el zorro. Mi flor y yo teníamos ritos…

El principito escuchó…”

La costumbre de tenerte en el rito de abrazarte.
La costumbre de mirarte en el rito de amar.

Ya no estás… me levanto en la mañana
y desapareces al perfume de tu recuerdo.
Tu piel es un aura y el brillo una ilusión.
Rompes la costumbre y el corazón aprieta.
Tanto pareces a un rito que temo perderte.

Sin saber cuando y como aprendimos el ritmo.
Sin saber de recuerdos y nostalgias.
Nostalgias de ecos encasillados a la tarde,
nostalgias de despertares cálidos y sabores dulces.

Juegos iguales que impregnan el ser,
perfumados de nostalgias al no tenerte,
repitiendo búsquedas de chocolates escondidos,
inventando mitos de animales caminantes,
de ritos esenciales con nostalgia de ti.

Sin saber cuando aprendimos el ritmo,
Sin saber que no te he perdido, que nunca te pierdo.
Que el amor en ritos nunca se acaba.
Que el amor es rito y nunca se acaba.

“Los ritos son importantes! … aprendió el principito”

Sin hablar

Vuelo por un mundo sin tener alas,
caminando con el peso de no poseer pies.
Pesa la vida y amarga el agobio,
pesa la vida y entristece el alma.

Miro y no veo al que está a mi lado,
la gente rodea mi alma y no la veo,
no hay espacio entre tanto espacio.
La gente abraza mi corazón y no la siento,
no hay espacio entre tanto abrazo.

Solo como la soledad,
sin voz para poder hablar.
Sin hablar por no querer mi voz.

Poesía

Vuelvo a ti, por necesidad solamente.
Vuelvo solicitando perdón
Por dejarte en abandono y distancia de mi mente y alma,
Sin preguntarte siquiera si querías,
sin pedirte siquiera volver.

Vuelvo a ti por necesidad, mi poesía.
Vuelvo a ti…
porque eres mía.